Los llamados Millennials se encuentran actualmente en los últimos grados de la educación secundaria y de la superior, son estudiantes que cuentan con una motivación muy especial sin distingo de nivel socioeconómico al que pertenezcan, como lo es el uso de las tecnologías móviles en el desarrollo de sus actividades diarias. Lo anterior genera una alerta sin precedentes para los docentes que los invita a hacer ajustes sustanciales en su práctica pedagógica, teniendo a la vez, la valiosa oportunidad de aprovechar a su favor dichas tecnologías para incentivar en los estudiantes su interés por el aprendizaje.
Sin embargo, en varios modelos de incorporación de las TIC en la educación se ha presentado un fenómeno común, tal es que los docentes logran una capacitación básica en su uso sin un contexto claro ni un norte definido en el área disciplinar ni competencias a desarrollar, fomentando una simple digitalización de prácticas tradicionales, utilizando herramientas estéticamente más agradables como lo son los programas de diseño de presentaciones digitales y formatos digitales de texto. Lo anterior, ha conllevado a modelos con bajos resultados en la calidad de la educación, al tiempo que existen modelos que si arrojan impactos positivos en el desempeño académico en pruebas estandarizadas, en la disminución de la deserción, en aumento de oportunidades laborales, entre otros.
Al contrastar ambos casos se pueden resaltar varios factores de éxito, siendo el de mayor relevancia, la formación de los docentes en el uso integral y consciente de las TIC. Este tipo de formación, permite al docente el fortalecer su disciplina y fomentar procesos de construcción del conocimiento, contribuyendo al desarrollo de habilidades que preparen a los estudiantes a asumir los desafíos de la vida, del mercado laboral y de la economía, lo que redunda en su bienestar y el de sus familias, encontrando nuevas maneras de superar el tradicionalismo. En ese sentido, es necesario pasar del acceso a la información al fomento del conocimiento a través de las TIC, con el fin de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible formulados por la ONU en 2015, de manera que se impacte la calidad de la educación.
Es claro que las condiciones del mundo se modifican constantemente, lo que implica que el aprendizaje sea dinámico y supeditado a factores que no es posible controlar, luego el proceso de incorporación de las TIC no es fácil y peor aún, no es predecible, lo que implica un mayor esfuerzo por parte del docente en estar dispuesto a descubrir nuevas a aproximaciones al aprendizaje del estudiante.
Precisamente, un método de formación docente que ha demostrado altos impactos, se desarrolla en Colombia a través de proyectos de aula, en el cual, cada docente determina qué tema de su área disciplinar genera mayor dificultad entre los estudiantes y a la vez, mayor desinterés, al tiempo que es guiado para el desarrollo de destrezas que le permiten conocer contenidos y herramientas interesantes para su clase. Luego, el docente estructura el proyecto educativo en su área disciplinar apoyado con TIC, buscando poner en práctica el cómo usar las TIC entorno a la resolución de problemas, empleando contenidos educativos digitales con el fin de que sus estudiantes se vean motivados a aprender y formulen preguntas para ser resueltas en clase de forma colaborativa y constructiva. Posteriormente, el docente ajusta su currículo, formulando la documentación oportuna de los procesos de aprendizaje, junto con las reflexiones y pensamiento crítico de cómo se genera valor agregado a partir del desarrollo en este caso, de un proyecto de aula y ajuste en el currículo con las TIC, ejercicio que fomenta la metacognición, el cual puede ser compartido entre pares. Este método puede ser complementado desde su inicio, con la exposición de los logros que se espera obtener con el uso de las TIC, bien sea sobre las competencias disciplinares o sobre habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, el trabajo colaborativo, entre otros.
En conclusión, cuando el docente es valorado y vinculado en el proceso de transformación educativa con herramientas y conocimientos pertinentes, logra ser el gran articulador de un proceso innovador que permite a los estudiantes interesarse por aprender.