La educación genera oportunidades de desarrollo para las poblaciones cerrando brechas
de inequidad, siendo un factor determinante para el desarrollo de un país Becker (1964).
Sin embargo, las coyunturas económicas, sociales y administrativas impiden muchas
veces que las políticas educativas tengan continuidad y respondan a una apuesta de
país de largo plazo e incluso, sean construidas de forma participativa, lo que conlleva a
que el país educativo y la sociedad civil, no se sientan identificadas con las mismas y
estas pierdan vigencia en el mediano plazo.